Inspiración

He comentado algunas veces lo que fue mi paso por la escuela de artes de la Universidad de Chile. Un desastre.  Tanto por el estado anímico en que yo me encontraba, como por la desorganización y dejadez en que se encontraba una escuela de arte, comprensible en tiempos de una dictadura militar.

Los artistas éramos para el dictador, peligrosos, y ojalá se hubiera borrado del mapa esa carrera en esos tiempos.

En los años ochenta, cuando entré muy motivada a estudiar lo que toda mi vida me había fascinado, la escuela se encontraba en manos de un militar como decano y los profesores momios todos o los que no,  temerosos y rencorosos hacían sus clases.  Nosotros los alumnos, apenas con 17 y 18 años, llegamos ilusionados y nos encontramos con todo esto, y no pudimos estudiar ni terminar nuestras carreras tranquilos, sino que siempre fue una lucha constante con mucha inquietud por saber la verdad del arte y de los verdaderos artistas.

Personalmente, salí de mi carrera, Licenciatura en artes plásticas con mención en pintura, antes de terminar, me faltaba un año, porque no fui del gusto de un profesor que era el que más poder tenía en la escuela.  No tuve oportunidad de apelar, ya que el se encargó de cambiar mis notas, junto con las de otros compañeros de clases, y teniendo el poder que tenía, amenazó y presionó al resto de los profesores para que nos rajaran, a pesar de tener muy buenos promedios en sus ramos.  Con sorpresa, al buscar en el listado de notas del ramo Dibujo, en el que tenía un 5,8 de promedio, con el cual me presenté al examen de dicho ramo con los mismos trabajos que había realizado en el semestre, los que me habían dado esa nota,  me encontré con que estaba reprobando (primera vez) con un 3,2 de promedio, y con una nota 2 coma algo, en el examen.

Y así una seguidilla de malas notas y de ramos no cursados, que si había hecho, fue lo que se me informó cuando fui el año 1982 a matricularme para pasar a cuarto, séptimo semestre.  Cuando el señor Chandía, (Q.E.P.D.), vocero del poder administrativo de la escuela,  me cerró las puertas de mi carrera, diciéndome que estaba eliminada por reprobar mas del 50% de los ramos del año anterior. Nunca había reprobado nada., sabía que ese año no se veía muy bueno, ya que el señor Opazo me había reprobado en todo lo que había podido, pero nunca pensé que estaba sin carrera,. es por eso que fui a matricularme.  Me dolió mucho, tanto, que no volvi mas a pisar esa universidad, aunque mis compañeros que sobrevivieron a los caprichos de Opazo, me llamaron para que firmara en una querella que le procedieron por cambiar notas, el año siguiente. No entendía nada, como podía vencer la injusticia, la mentira, como tenía tanto poder... después lo entendí, en una dictadura como la de Pinochet, ese era el espíritu que primaba, todo era injusto, y hay mucha gente que no sólo perdió su carrera, sino que su país, y su vida.

Intentaba aquí, escribir algo lindo y positivo que tuve la oportunidad de vivir en la escuela, pero me hundí en la experiencia negativa que tuve, y eché a perder la inspiración que les quería compartir.

Dejo entonces para otro capítulo esta “Inspiración”, y espero que la lean, ya que es una experiencia mucho más mágica y esperanzadora que lo que nació de mi al introducirme en el tema de la universidad.

Sírvanse pasar al capítulo “Inspiración 2”.