EL COLOR ES DE GRAN VALOR, LAS COMBINACIONES DE COLORES ARMONIOSOS PUEDEN EXPRESAR TODAS LAS EMOCIONES POSIBLES Y LOS VALORES ESPIRITUALES. CADA COLOR TIENE SU VALOR EXPRESIVO PROPIO, ES POR ESO QUE UN COLOR EN PARTICULAR SE PUEDE COMUNICAR EMOCIONES SIN MOSTRAR OBJETOS REALES. CADA ACENTO DE COLOR EN UNA IMAGEN DEBE DAR LUGAR A ASOCIACIONES DE CARACTER MISTICO O MUSICAL.

viernes, 27 de noviembre de 2009

INSPIRACION 2

César Osorio
 En el primer año de mis estudios de arte, me encontré con profesores increíbles.  El primero fue mi profesor de pintura, Cesar Osorio.  Un artista brillante que ocupó toda una clase, (3 horas) con un diagrama en la pizarra que partía desde el universo hasta nuestra sala de clases, con diversas teorías muy bien desarrolladas entre medio, para pedirnos que por favor no fumáramos en sala...
Teoría que ahora está muy vigente.  Visionario el hombre, de esos artistas abandonados por la sociedad.   Un tipo alegre y con un muy buen sentido del humor, nos dictaba cátedras disimuladas de lo que era vivir en un país en dictadura.  Yo que venía de un colegio alemán, lo entendía por el lado social.  Mi colegio era de monjas y desarrollábamos bastante el cuento social en poblaciones… Eso era todo lo que podía entender de “izquierda” en esos tiempos. 
Reconozco que mi mundo era muy cerrado, de niñita “bien”, que nunca había tenido un profesor hombre, y nunca había compartido una sala de clases con compañeros hombres.  Se me abrió todo un mundo ante mis ojos, y me fui inmediatamente a investigar los extremos… Me vi. plantada en este curso de Osorio, mal tratada un poco, ya que el percibió claramente mi ser de niñita “bien”, y se fue de cabeza en mi contra por ese motivo.  Nunca cuestionó mi talento, por el contrario, pero siempre se preguntaba en voz alta qué hacían estas niñitas en una escuela de artes, cuando se verían preciosas estudiando secretariado con faldas y pintura en las uñas.  Yo moría de rabia, pero supe combatir sus agresiones, porque según lo que aprendí en casa, con un padrastro milico, “a choro, chora y media”. 
Terminamos con Osorio siendo muy buenos amigos,  de hecho fue el único profesor que tuve, que me apoyó en la injusticia de la que fui víctima en dicha escuela.
De César no supe más desde que me visitó en mi casa y conoció a mis hijos, hace unos años atrás.  Aprendí mucho de él...  la sencillez del artista, sencillez que no denota incultura.   Sabía de todo, y estaba muy al día en los acontecimientos...  la exigencia de ser un artista, no sólo al tomar un pincel sino que verse como tal inserto en el mundo contingente muy al tanto, vociferando a través del arte la verdad.  “El artista es un vocero de su época”, esa frase la mastiqué durante sus clases, y primer error,  puse sobre mis hombros de adolescente, toda esa responsabilidad que no me hizo muy bien al enfrentarme a una tela.

Adolfo Couve
 Por los pasillos oscuros de la escuela, esos del fondo, deambulaba un personaje con su gorra griega negra, cabisbajo y escondido tras una casaca azul o un abrigo negro en el invierno.  Apenas levantantando los ojos, azules por lo demás,   llamó mi atención desde el primer día.  Que lindo personaje… que lindo.  Me paraba a mirarlo, y él levantaba su vista con un signo de saludo, y volvía a bajarla  preocupado, más que preocupado, distraído, adolorido...  Era encantador...  para mí, todo un misterio.  Y no me equivocaba, la primera vez que tuve clases con él, Adolfo Couve entró en la sala, hablando de la Gioconda, de Rafael, Leonardo y Miguel Ángel, el claroscuro de Rembrandt... dió una vuelta por su escritorio de profesor… tomó el libro, con desgano pasó lista, y ajeno se paró se dirigió al pasillo, dijo “se van” y salió por la puerta.  Yo con el lápiz en el cuaderno, presta a tomar apuntes, no alcancé ni a poner la fecha. Así nos quedámos todos boquiabiertos sin saber si ya había terminado la clase…
Couve era un artista, peleado con el mundo y amante de Leonardo y su Gioconda.  Desfasado de época, solo el conocerlo me hizo percibir lo que era ser artista, y entregar la vida en serlo.  Me enamoré de su presencia, pero nunca hablé con él fuera de las interrogaciones que eran personales,  iguales de cortas y concisas.  A Couve le dolía enfrentarse al mundo.  No era un amargado, porque no era eso lo que brotaba de sus poros, era el hombre misterioso que no se entregaba a nadie... que no era de nadie en la escuela y que tenía una lucha interna de asumir su talento y su sensibilidad e irse a Cartagena a vivir para siempre alejado, o ser el profe que todos necesitabamos en esa escuela olvidada por el país.
Conocerlo fue importante en mi vocación.  Siempre dudando, siempre acongojado y triste, Couve era el artista sensible, culto y apesadumbrado, en una lucha constante, patente de un artista verdadero. No cruce palabra con él, no se podía, el estaba de paso, pero su presencia evocaba en mí a todos esos artistas de los que  de manera vehemente referían sus palabras, dejando ver su incondicional devoción por el arte. 
Si, yo fui una espectadora, testigo de la presencia de ese gran artista de este país, que en ese tiempo, ignoró.    Aunque después de mi paso, Couve, siguió muchos años más haciendo clases en la escuela de artes de la Universidad de Chile, y no me cabe duda que su ánimo cambió después de la democracia.  Pero su condición de artista sensible lo colmó.  Un día cuando iba al trabajo, escuché en la radio la noticia de su temprana muerte,   -se suicidó-  pensé. Así fue, como muchos otros, este artista sublime sucumbió finalmente y se quitó la vida el año 1998 en Cartagena, solo y al parecer liquidado.
No dejaré de dedicar un espacio especial en mi blogwww.labellezasensible.blogspot.coma este maravilloso personaje, que tuve la suerte de conocer y sobre todo de tener como maestro.  Si,  era un verdadero maestro.

Luis Advis
Nervioso y con la música que le brotaba por los poros, también conocí y tuve el honor de presenciar las clases de estética de Lucho Advis.

Era una escuela de artes, artes figurativas, y esta singular clase de estética centrada en el ritmo, en la "arcis y tesis" en la música, nos tomó de sorpresa a todos.  Debo reconocer que no sabía quién era Lucho Advis.  Gozamos cuando lo vimos percutir  en el escritorio de profesor, los diferentes ritmos, y lo que provoca la “arcis” sin la “tesis”, la que el receptor escucha en su imaginación.   Más tarde derivé esa experiencia,  a la pintura y me di  cuenta que los post-impresionistas hacían lo mismo al insinuar la línea del dibujo para dejar que el ojo del espectador la buscara y la dibujara también en su imaginación… ah el arte, es uno... y está en todos lados. Gracias Lucho por esa magistral clase, la música también es parte importante en mi vida.


Mi paso por esta escuela lo he digerido mucho mas tarde que temprano, pero bueno, estoy feliz de que así haya sido… la madurez a veces llega tarde.. Pero llega..

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