LAS VERTIENTES, febrero del 2005

Un cuaderno

Para escribir.  No sé si es el silencio de estos lugares, no sé si es el paisaje, no sé si es el aire...  Pero mis sentidos, todos, despiertan y más que vociferar lo que sienten, lo mastican y lo mastican sin digerirlo, no quieren, no quiero, y no puedo dejar de percibir sensaciones - casi volaría- pero no puedo.  Estoy enraizada al suelo.  Con raíces muy firmes y no puedo hacer nada, por eso soy amiga de la muerte.  Ella me va a salvar.

Marguerite Duras

Estoy frente a un libro de ella.  Ella dice: “Escribir no es contar historias.  Es lo contrario de contar historias.  Es contarlo todo a la vez...”

Quizás por eso no soy escritora.  Sé lo que es todo, en momentos así, se me agolpa en la mente,  pero ¿cómo sale?   Si lo escribo, me canso luego.  Me duelen las manos.  No he estudiado literatura. ¿qué será estudiar literatura? ¿leerse todos los libros de mundo y quedar estéril de la palabra? ¿de la creación?

Tomar un estilo e identificarse y escribir ese todo.. ¿y qué pasa con las manos?

Ella (Marguerite Duras) más adelante me dice: “luego, ya veis, escribo para nada.  Escribo como hay que escribir, me parece.  Escribo para nada.  Ni siquiera escribo para las mujeres.  Escribo sobre las mujeres para escribir sobre mi, sobre mi sola a través de los siglos..”

Mujeres

Me encuentro con un capítulo del libro “La vida material” de Duras, que me hace sentir igual a las demás mujeres.  O a ella.  Ella lo escribe, a lo mejor le cuesta ordenarlo en su mente, a lo mejor no.  Pero yo lo leo y me sirve.  Voy a tener que copiarlo para llevarlo conmigo.  A ver si puedo:

“Hay muchas mujeres que no resuelven el desorden, el problema de la invasión de la casa por lo que se denomina el desorden en las familias.  Estas mujeres saben que no consiguen superar las dificultades increíbles que representa el arreglo de una casa.  Pero saberlo o no, poco importa.  Estas mujeres transportan el desorden de una habitación a otra de la casa, lo desplazan o lo ocultan en sótanos o en piezas cerradas, o en baúles, armarios, y de ese modo crean en su propia casa lugares cerrados con candados, que ya no pueden abrir, ni siquiera delante de su familia, sin que parezcan indignas.  Hay muchas que tienen buena voluntad e ingenuas, y que creen que el asunto del desorden se puede resolver aplazándolo para “más tarde”, que ignoran que este momento que llaman “más tarde” no existe ni existirá nunca.  Y que cuando llegue verdaderamente será demasiado tarde.  Que el desorden, es decir, la acumulación de bienes, debe resolverse de una manera extremadamente penosa por la separación con los bienes.  Creo que todas la mujeres sufren por esto, por no saber tirar y separarse.  Hay familias que, cuando tienen una gran casa, lo guardan todo durante tres siglos, los niños, el Sr. conde, Alcalde del pueblo, los trajes y los juguetes.

He tirado, y he lamentado.  Siempre se lamenta haber tirado en cierto momento de la vida.  Pero si no se tira, si uno se separa, si se quiere guardar el tiempo, se puede pasar la vida ordenando y archivando la vida.  Las mujeres guardan a menudo las facturas de electricidad y de gas durante veinte años, sin otra razón que la de archivar el tiempo.  Archivar sus méritos, el tiempo que han pasado y del que no queda nada”.

El capítulo sigue comentando o develando lo que es el trabajo de una mujer.  También me pillo ahí, y descanso en sus palabras:

“Lo repito.  Hay que repetirlo mucho.  El trabajo de una mujer, desde que se levanta hasta que se acuesta, es tan duro como una jornada de guerra, peor que la jornada de trabajo de un hombre, porque ella debe inventar su empleo del tiempo conforme al de otras personas, personas de su familia y de aquellas de las instituciones exteriores.

En una mañana de 5 horas, hace el desayuno de los niños, los lava, los viste, limpia su casa, hace las camas, se asea, se viste, va a hacer la compra, cocina, pone la mesa, en 20 minutos hace comer a los niños, grita, los vuelve a llevar a la escuela, limpia los platos, lava la ropa y el resto, y el resto.  Tal vez, hacia las tres y media, pueda leer un periódico durante media hora.”

Sin comentarios.

Una semana

Esta semana será como una semana que nunca he tenido en mi vida.  Llegamos de vacaciones, entran los niños al colegio, ordenar uniformes, útiles, horarios en la casa..  Ir a la universidad a ver mi situación academica.  Todas estas cosas son determinantes de un cambio en mi vida; pase lo que pase, se dé como se dé, es un posible cambio favorable, hacia lo que yo quiero, o hacia lo que debiera querer.

Esta semana define mi próxima vida, la siguiente mitad, quizás de la vida que me queda.  Entremedio, a mitad de semana, es mi cumpleaños, y no quiero que sea mi cumpleaños.  Es lo ménos importante, no es despectivo, es que no voy a poder vivir ese día como si fuera mi cumpleaños.  Pero ese es un cambio.  Siempre he vivido mi cumpleaños como ese día.  Y no me ha gustado.  Quizás esta semana será determinante de cambios drásticos en mi vida.

No creía que llegaría esta semana.  Desde que se clavaron las fechas de esta semana en mi calendario, estoy creyendo que nunca llegaría.  Y ya estamos a lunes de esta semana.  Estamos a fines de febrero y a principios de marzo.   Llegó esta semana, y espero que todo salga como yo espero.   Pareciera que no, por lo fácil que ha sido que llegue esta semana.  Ni la espera ha sido angustiosa.  Pareciera una semana más en mis manos, depende de mis movimientos y viviré todos estos cambios importantes. 

Antes estaría eufórica, ahora en “cambio” no. ¿Será otro de los cambios que me trae esta semana?

La casa del Maipo

Otra vez me llamó la Paty para que nos traslademos a su casa del cajón del maipo, porque se va de vacaciones.

Esta vez es sólo una semana.  Y no sabe la Paty cuán oportuna es, y cuánto le agradezco su generosa necesidad.

“La casa del maipo”, como la bautizó mi hija menor, es un espacio alejado de la gran ciudad, donde hay de todo lo que uno necesita, donde podemos sofocar el calor de los alrededores de Santiago en la piscina, donde también mis niños gozan de los juguetes de los niños de la Paty, donde también hay buena música y buenos libros, donde los que se aburren es por eso, porque son burros.

Con la Paty nos apoyamos mutuamente.  Ella se va tranquila de vacaciones y yo me quedo feliz en su casa, cuidandola y gozando de sus dependencias y rincones mágicos que nos hacen sentir verdaderamente de vacaciones y dueños de una casa cálida y acogedora...  A veces juego y sueño que soy yo que le presto la casa a la Paty en los inviernos y el resto del año, para volver nuevamente a disfrutarla en los veranos.

Es como un regalo.  No sé nada de la Paty en todo el año, pero trabajo para ella,  y ella veranea para mi todos los veranos.

La música

Llegaron a mis manos varios Cds.  No los pedí, llegaron.   Junto con un personaje, que aunque joven de edad, es todo un maestro de la música.  Posee todo tipo de música en Cds. ordenados por alfabeto, en una cajita de cartón sencilla y práctica.  Una cajita tipo tesoro muy valioso para él.   Y me la dejó.  Me la entregó para que copie la música que necesito y elija la que más me guste.

Gran persona la que generosamente comparte sus sueños, aspiraciones y preciosas colecciones.

Este es como un lenguaje que hablamos pocos.  Es como querer,  además de compartir, enseñar;  ayudar a encausar y desarrollar inquietudes artísticas a los que sienten las entienden.

Hoy estoy llena de música, música que desconozco, y tengo una gran tarea por delante de escucharla, gozarla y conocerla.  Dura tarea ¿no?.

Estar o Bien-Estar

El colibrí

Espero que sientas también este bien-estar que yo siento hoy.  Ahora vuelvo a flotar agitando mis alas, ya no detenida como un colibrí, esta vez soy más libre.  No sé qué va a pasar, pero he aprendido a esperar.

Me detuve un tiempo en tus manos sanadoras, venía muy herida, y tu me curaste.  Fue un largo período de convalescencia, en el que no te despegaste ni un segundo de mi.  Sabes generosamente que ya es hora de irme.  De separarme, de volver a volar.  Pero sabes también que voy a volver.  Ahora no herida, ni en busca de ayuda, sino fortalecida, entera.  Y vuelvo, porque soy para ti, no sé si me quede, yo creo que si, pero mi pasar es así.  Y ya no busco tus manos sanadoras y cálidas, las necesito, las amo.

Todo esto es muy raro  

No sé si el mundo está raro, o soy yo.  A veces uno anda tan esponjamente sensible que absorbe todo lo que pasa afuera y la confusión viene ya que no se sabe si es uno o es el mundo el raro.

Igual escribo, porque aunque no es una de mis vetas,  el escribir me ayuda a estrujar un poco esa esponja que es mi corazón y así puedo seguir andando…

Ahora estoy coja.  Pero cojeo muy atenta, despreocupadamente atenta… y también ciega..  creo que nunca en mi vida me había sentido así,  y eso que he sentido hartas cosas en mi vida.

Bueno, hoy estoy en la casa de la Paty nuevamente, y me perplejo denuevo de esta familia. Una familia ideal,  no los conozco tanto, pero se percibe en la casa..  tienen una historia que han ido escribiendo juntos, se nota,  se nota harto amor,  se nota paz,  equilibrio, un amor sólido, una pareja sólida y una familia sólida.  Creo que una vez más esto me va a hacer bien.  Siempre le robo un poquito de esa paz a la Paty en su casa, es increíble lo que se siente.  Yo no lo he percibido en otras casas de amigos,  claro que todos están separados..

 No lo sé, pero aquí el amor de pareja, el matrimonio, la familia,  existen.

 Sobre eso no quiero hablar mucho,  estoy ahora si, absolutamente analfabeta en ese tema, y no tengo tampoco sentimientos que descifrar… quizás con el tiempo me caiga la teja..

 Estoy de madre de cuatro hijos maravillosos, que la vida me regaló, con los que quiero ser cristalizadamente perfecta por la responsabilidad que esto significa…  

Económicamente tengo un caos en mis manos…  que no creo asuma responsablemente, que creo dejaré en manos de mi ex, que total igual se queja…  así es que ahora le voy a dar buenas razones para quejarse harto…

Por lo demás soy terriblemente injusta, cómoda y floja…  no trabajo.

 Tengo que digerir este período lentamente, para nunca más volver a cometer los errores que la vida me enseñó y que aprendí brillantemente.

Este período, como decía, es muy raro.  Pero es necesario.  También dije que nunca había vivido algo así..  y eso que he vivido cosas muy raras, este es lejos el período más raro de mi vida. 

Bueh,  tengo 44 años ya,  y lo raro de todo es que no haya vivido un período tan raro quizás.. en todos estos años,  como les habrá sucedido a la mayoría de la gente que tiene 44 años, o que tuvo 44 años alguna vez.

 Esta no es una conclusión, es más, no es nada.  Son solo comentarios que hago, mientras el Marcelo de la Paty, me mira fijamente desde una fotografía ….

 He tenido que analizar la cuestión de la esperanza…  Por un lado dicen que la esperanza es lo último que se pierde y por otro lado que si se pierde la esperanza no vale la pena vivir.

Si.  Estoy de acuerdo.  Viví mucho tiempo, casada, esperando que mi marido se enamorara de mi..  nunca pasó, pero duré harto tiempo esperando…

En mi adolescencia, viví esperando tener hijos y formar una familia.  Y la pasé..

Hoy,  ¿qué espero de la vida?  Creo que para contestarme eso, va a tener que pasar un tiempo..  no tengo respuesta, por ahora.

 Realizaciones.  Como madre?   Como pareja?   como persona? Como artista?

 Estoy recogida de pies y manos,  de cabeza, cuello y tronco.  Pero no me duele nada.  Estoy bipolarmente esquizoide?  Será verdaderamente el suicidio el que acabe conmigo?

 No.  ya sé,  esa es mi esperanza..  dejar de sentirme así y recuperar fuerzas y energías para crear una vida nueva para mi y los niños..  donde no joda a nadie, ni nadie, por supuesto, me joda a mi.

 OK.  En eso quedamos por ahora.

 Jueves 20 de julio de 2006