EL COLOR ES DE GRAN VALOR, LAS COMBINACIONES DE COLORES ARMONIOSOS PUEDEN EXPRESAR TODAS LAS EMOCIONES POSIBLES Y LOS VALORES ESPIRITUALES. CADA COLOR TIENE SU VALOR EXPRESIVO PROPIO, ES POR ESO QUE UN COLOR EN PARTICULAR SE PUEDE COMUNICAR EMOCIONES SIN MOSTRAR OBJETOS REALES. CADA ACENTO DE COLOR EN UNA IMAGEN DEBE DAR LUGAR A ASOCIACIONES DE CARACTER MISTICO O MUSICAL.

martes, 24 de noviembre de 2009

EL BUEN AMIGO DE MARTIN

Otras creaciones mías son cuentos. Tengo que reconocer que no tengo ningún estudio literario, es solo una afición y me entretengo haciendolos.
El primero lo hice, en los tiempos que realizaba talleres de arte en el Jardín Querubín. Un jardin infantil muy mágico, dirigido por personas increíbles que confiaron en mi y me entregaron a sus niños para hacer arte. Fue una experiencia maravillosa. Gracias María Inés, gracias Hernán.
Los demás son creaciones, a veces inspiradas en cosas que he leído. Mis autores preferidos: Herman Hesse, Jorge Luis Borges, Mario Benedetti, Patrick Süskind, Margaritte Duras, María Luisa Bombal.. entre otros. 

 

El Buen Amigo de Martín
 

         Había una vez un dibujo que vivía sólo y triste en su hoja de papel. Lo habían dibujado, y el niño que lo hizo, lo dejó en el bloc, olvidado. El dibujo se quedó esperando vivir su aventura, y esperó, esperó y nunca llegó su creador. Quiso salir a buscarlo, pero no sabía la manera de salir del papel.
Vivió atormentado harto tiempo, por un ser llamado goma, que amenazaba con borrarlo y hacerlo desaparecer. Mucho tiempo pasó corriendo de un extremo al otro del papel, para que la goma no lo pillara. Por suerte era mucho más rápido y conocía muy bien todos los rincones del papel. Cuando la goma lo alcanzaba, el se ponía bien duro, y no lograba ser borrado, aunque la goma pasara muchas veces por su cuerpo. Pero ya estaba cansado. Cansado de correr, cansado de esperar a su dibujante. Miraba escondido hacia el porta lápiz y ahí estaba el lápiz que lo había dibujado. Intacto... nadie lo tomaba. Admiraba eso sí, a su dibujante. El era muy ágil, su tono era oscuro y podía verse perfectamente en el papel, no tenía color, era sólo un boceto, pero tenía harta capacidad de movimiento, y eso se debía a lo buen dibujante que era su creador.  
Un día, en que su pena ya no podía ser más grande, vio entrar al estudio, donde estaba el bloc con su papel tirado, un niño que se veía muy triste. Se sentó en el escritorio, y lloró desconsoladamente. El dibujo que escuchaba perfectamente al niño, se apenó con él y le preguntó con una voz pequeñita y lejana: 
- ¡Oye, niño! ¿Qué te pasa?. El niño levantó la vista, y al no ver a nadie, creyó que había escuchado mal...  
- ¡Oye! -... miró para todos lados y no supo desde donde venía esa voz pequeñita, pero que oía claramente.  
-¿Quién es? - preguntó el niño, -¿quién me habla?.. 
- Soy yo, - gimió el dibujo - ¡Mírame! Estoy debajo tuyo. - El niño levantó su cabeza, y vio el bloc donde vivía el dibujo.  
-¿Quién?- Vio el dibujo pero no se dio cuenta que éste se movía.  
- Niño, ¿por qué estabas llorando? - Al fin se dio cuenta de quién le hablaba, pero tenía tanta pena, que no le hizo caso. 
- Oye, dime qué te pasa - le dijo el dibujo levantando su mano y haciendo sonar los dedos.. 
- Nada, no me pasa nada - dijo el niño cubriéndose la cara y limpiándose las lágrimas.  
- No es verdad, estás llorando y me da pena verte así, dime, ¿ya?- El niño levantó la vista y miró a este dibujo, lo encontró simpático, y en realidad necesitaba hablar con alguien..  
- Bueno, estoy triste, porque no tengo amigos, nadie quiere ser mi amigo... todos están jugando, y yo no. - Volvió a llorar. 
- Yo quiero ser tu amigo... ¿Sabes dibujar? - le dijo el dibujo acariciando su pelo, que caía sobre la hoja donde el vivía. 
- Si, si sé dibujar. - contestó el niño observándolo. 
- Entonces puedes ayudarme... ¿Sabes? Alguien me dibujó, y me dejó aquí abandonado, y no puedo jugar, no puedo hacer nada, no tengo con qué... Y la goma me quiere borrar... Me persigue y me persigue, me lo paso arrancando de ella. Si tu eres mi amigo, me puedes dibujar cosas con las que yo pueda jugar, o podemos jugar juntos... - 
El niño entendió a su nuevo amigo, y se dio cuenta que el dibujo estaba como él, sólo y triste. Buscó un lápiz del porta lápiz y le dijo al dibujo: 
- ¿Qué quieres que te dibuje? - El niño ya estaba más contento, y le dieron hartas ganas de dibujar. El dibujo se entusiasmó, y le pidió al niño que le dibujara un amigo.
- Ya sé - dijo el dibujo - Hazme un niño igual a ti, que esté conmigo y que juguemos harto. - No sé, no sé cómo soy - contestó el niño. 
- Mírate, mira tu cara, mira tus manos, mira tus pies y tu cuerpo, y después te dibujas... Quiero que te dibujes con la misma ropa que andas trayendo. 
- Y ¿cómo lo hago? ¿Dónde me miro? - preguntó el niño tocándose el rostro tratando de conocerlo. 
- Busca en el cajón, yo sé que vi un espejo, mientras me escondía de la goma... Así te miras y te puedes copiar - 
El niño abrió el cajón del escritorio, y el dibujo tenía razón, ahí había un espejo un poco polvoriento. Lo sacó del cajón, lo sacudió, y miró en él. Cuál sería su sorpresa, al ver en el espejo reflejado su rostro...
- Soy moreno, y tengo los ojos cafés - dijo el niño sorprendido - mi pelo es café también... ¡Qué divertido!, el dibujo sonrió, y saltó hacia la esquina de la hoja para dejarle un espacio a su amigo para que se dibujara. 
- ¿Cómo te llamas? - le preguntó al niño mientras este se miraba al espejo. Sin dejar de mirarse el niño contestó 
- Me llamo Martín, - y se entretuvo mirando su boca moverse mientras hablaba. - ¿y tú? 
- No sé - dijo el dibujo, nadie me ha puesto nombre... dibujate, te estoy esperando.. - Apuró al niño, ya quería que su amigo apareciera a su lado para jugar con él. 
Martín tomó el lápiz y comenzó a dibujar su rostro, sin dejar de mirarse en el espejo. Luego, siguió con su cuerpo, para eso no necesitó más el espejo, se miraba a sí mismo recorriéndose entero. Sus manos, su ropa, sus zapatos.. El dibujo se sentía muy feliz, viendo aparecer a su lado a Martín... era de su tamaño, y luego podrían jugar. Martín estaba muy ocupado dibujando cada detalle de su persona, tal como la estaba observando. Era el juego más entretenido que había jugado. Además se sintió muy importante al verse aparecer en el papel, y no se movió del escritorio hasta que hubo terminado. 
El dibujo vio como su amigo aparecía a su lado y se acercó para saludarlo. 
- Hola , quieres jugar? - El retrato de Martín sonrió, y lo abrazó amablemente con mucho cariño. Todo esto lo observaba el dibujante, feliz de haber sido el creador de su retrato, que iba a servir también para jugar con su amigo. Ya su pena había pasado, y miraba feliz su creación. 
- Oye Martín - dibújanos algo para jugar... 
Entusiasmado, Martín decidió dibujarles un paisaje lleno de árboles, y de cosas que les sirvieran a sus amigos para jugar.
Detrás de ellos dibujó cerros, nubes, cielos, árboles, un río, piedras, flores, arena, un sol que para siempre iba a brillar dándoles luz y calor a sus amiguitos. Pero no podían estar siempre despiertos, así es que también les dibujo una Luna, para que cuando anocheciera los iluminara y los acompañara en su sueño.
- Ya - dijo Martín... He terminado. Estoy feliz, y voy a seguir dibujando siempre y ya no me voy a aburrir. Miró hacia su dibujo y vio como sus amigos se alejaban corriendo por el lindo paisaje que él les había dibujado.
Arrancó la hoja del bloc, y feliz partió hacia su casa, donde en su pieza, pegaría su dibujo en la muralla, y siempre estaría mirándolo para ver en qué se entretenían sus amigos. Ellos se asomaban de vez en cuando a conversar con él y le mostraron la casita que construyeron con todos los materiales que sacaron del bosque.
Martín y sus amigos nunca más volvieron a sentirse solos. 

FIN 







No hay comentarios:

Publicar un comentario